La ciudad de Múnich tiene mucho más que ofrecer al visitante aparte del Oktoberfest y los que quizá sean los “bretzel” más sabrosos del mundo. Tiene también, por ejemplo el Jardín Inglés. O fascinantes museos, barrios encantadores que invitan a pasear, el río Isar (donde incluso es posible darse un chapuzón... en verano) y, por supuesto, innumerables “biergarten” donde acabar el día tomándose una cerveza al aire libre en un ambiente desenfadado y distendido.
Pero, como no podía ser de otro modo, en la tercera ciudad más grande de Alemania el relax no solo tiene lugar en el exterior. Hay al menos tantas formas de pasar un buen rato a cielo descubierto como en lugares cerrados. Una de ellas es ir al centro de belleza “Tagesfarm”, un pequeño pero excelente spa de día en el que su propietaria, Ulrike Keller-Knobelspies, y su equipo llevan desde 1984 mimando a sus clientes, entre los que también se cuentan hombres. Esta fecha convierte a Ulrike Keller-Knobelpies, esteticista titulada, en una auténtica pionera: “Fui la primera persona de Alemania que puso en marcha un pequeño centro estético de día, un spa de día, por decirlo así”, explica Keller-Knobelspies. El mismo año, por cierto, en el que empezó a trabajar con la firma Maria Galland Paris.